domingo, 9 de marzo de 2008

la piedra del ego


Siempre me asombra cómo los seres humanos nos engañamos a nosotros mismos con los espejitos del reconocimiento externo, esos brillos que nos confirman lo que deseamos creer: que somos mejores que los demás.
Por eso considero que crear es un acto de servicio, antes que un acto de afirmación personal. Llegar a esa conclusión me ha llevado también a entender la paradoja: aunque el arte sea servicio, para que sea confiable para el espectador, debe llevar sus espejitos puestos, o sea, un curriculum jugoso.
Esa piedra que pesa todavía en mi circunstancia, y duele, la represento con esta pieza que hoy comparto y que representa la piedra del ego, como aquella piedra de la locura de El Bosco, que el cirujano extrae de la cabeza del paciente medioeval. Esta es mi manera de extraerme la propia y ojalá, sirva de inspiración para extraer otras que ustedes encuentren en su sendero personal.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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